[VÍDEO] Trabajar de Masajista en Marina d’Or

Trabajar de Masajista en Marina dOr Escuela Quiros

Hoy te cuento como empezamos en esto del mensaje.

Pasa y diviértete con nuestra historia.

Cómo Empecé en el Mundo del Masaje

Mi historia: yo hice el curso de quiromasaje por hacerlo, Nacho abrió la escuela y al ser su primer grupo en su escuela estaba inseguro, y el grupo eran impares, así que me pidió que para las prácticas me uniera al grupo y así no tendrían problemas a la hora de practicar las maniobras de masaje.

Y recuerdo que le pregunté cuántas horas tendría que asistir, y vi que era prácticamente a todo el curso.

Así que le dije, pues ya que estoy haciendo las prácticas vengo también a la teoría y así me saco el título y quién sabe…

Por entonces yo estaba acabando la carrera de Biología en el campus de Burjassot en Valencia.

Y así, semana a semana, en unos meses acabe el curso.

Hacer masaje, pues ni fu ni fa, era una cosa que nunca me había llamado la atención.

Además yo siempre he sido muy tímida, creo que lo sigo siendo, y siempre me ha gustado mantener una cierta distancia con los demás, nunca he sido “tocona”.

La cosa es que al acabar Nacho nos dijo que podíamos presentarnos en en centro médico de Marina d’Or, en el área de Belleza y Salud, para entrar a trabajar como extras haciendo masaje.

Y allí que fui.

Cómo Fue el Proceso de Selección en Marina d’Or

Me hicieron una entrevista, llevé mi currículum, me hicieron un test psicotécnico (oye usted voces ¡NO!) (le gusta vengarse de los demás si le han causado algún perjuicio? NO).

Y pasé una prueba de masaje, que consistió en entrar a una cabina de masaje, con una esteticista como cliente y con la jefa de área mirando, me dijo que hiciera un masaje, creo recordar que de piernas, y yo iba haciendo maniobras y ella me decía cambia, cambia, para ver que yo sabía hacer varias maniobras de masaje.

Y después nos citaron para pasar una formación que duró día y medio, el primer día entero, nos dieron un pase para el buffet libre del hotel, y nos dieron la documentación, los protocolos, de los tratamientos que como masajistas podríamos aplicar.

Durante estos dos días de formación nos enseñaron las instalaciones, los productos, el protocolo de atención al cliente, a manejarla maquinaria (bañeras, presoterapia, hidrojets, etc.).

Por esta formación podrían cobrar cuenta tos de euros, y te la dan gratis.

Sólo allí aprendí un montón de cosas sobre el trabajo real. Una pasada.

Íbamos haciendo todos y cada uno de los tratamientos, aplicando en todos el protocolo de atención al cliente, colocándonos nosotras como clientas, y eso nos dio la oportunidad de probar los tratamientos, cosa que pienso que es muy importante ya que es la manera de notar en tus propias carnes los efectos de los tratamientos.

Y al final del segundo día, cuando vieron que ya sabíamos aplicar bien los protocolos,sabíamos cuántas toallas y de qué tamaño había que usar, qué productos usar en cada tratamiento, cuántas gotas de aceite esencial había que añadir el el quemador de esencia o en el alfombrín o en la toalla de tocador que poner tapando los ojos en este u otro tratamiento, nos hicieron aplicar nuestro primer tratamiento con un cliente real.

El mío fue una ducha Vichy, que es especialmente lioso porque te tienes que cambiar tú, se necesita mucho producto, incluso te tienes que cambiar tú así que necesitas los productos para el cliente y para ti.

La experiencia aunque con nervios fue buena.

Empezar a Trabajar en Marina d’Or

Y unos pocos días después ya me llamaron para trabajar de extra un puente entero, el de octubre, creo que trabaje 3 días enteros, de 10 a 14h y de 16 a 20 o 21h.

Se cobraba bien, estabas muy a gusto, te daban de alta en la seguridad social cada vez que ibas, te pagaban con un cheque que no tardaba en estar listo y nunca tuve problemas a la hora de cobrarlo.

Y poco a poco me fue gustando el hacer masajes no por el hecho en sí, no tengo ni gusto ni disgusto en plantarle las manos encima a alguien, pero sí por la reacción de la gente.

Y es que se mostraban muy agradecidos, te daban las gracias, te daban dos besos al acabar, y esto sí que es muy satisfactorio porque ves que estás haciendo algo bueno y agradable a la gente, gente que además se ha gastado dinero en llegar hasta allí, que ha pagado el tratamiento, y aún así te dan las gracias y mucho.

Por entonces yo ya estaba haciendo las prácticas en un laboratorio de análisis de agua en un pueblo de Valencia, porque yo me había especializado en zoología en la carrera, y no había visos de trabajar de lo que gustaba, dicho sea de paso,porque mi expediente no era especialmente brillante.

Así que pensé en buscar algo diferente, miré de hacer las prácticas en un laboratorio de genética, ya que es un campo que se me da especialmente bien, creo que porque la genética tiene mucho de lógica y matemáticas y a mí me gustan mucho las mates.

Pero como había decidido fuera de plazo hacer las prácticas, esos laboratorios ya estaban cogidos y al final me decidí por este, ya que pensé que tendría más salidas. Yo estaba en la parte de microbiología y ayudaba también en la parte de fisicoquímica y a veces en la de residuales.

Y los fines de semana, cuando me llamaban, iba a hacer extras a Marina d’Or y me sacaba un dinero.

La cosa es que hacia finales de año me llamó la jefa para decirme que me incitaban a la cena de Navidad de la empresa, y yo, para escaquearme le dije que no podía, que cómo se acercaba el final del año en el laboratorio estábamos con las Legionellas a tope de faena.

Y entonces me dijo, ¡Ah! Que tú haces eso? Porque se va a quedar un puesto libre es el laboratorio de aquí, que yo no sabía muy bien lo que hacían.

Y allá que fui, pasé otra entrevista con la chica del laboratorio y me comentaron que yo la ayudaría pero que también me tenía que encargar del almacén claro, al ser el primer trabajo dije of course.

Así que empecé a trabajar repartiendo mi tiempo entre el laboratorio y el laboratorio del centro médico.

En el laboratorio recogía muestras de agua, tomaba parámetros de los spas del balneario como temperatura humedad, y ya en el laboratorio analizaba las muestras de agua determinando parámetros físicos y químicos y hacíamos análisis microbiológicos sembrando las muestras de agua para ver si existía contaminación por diferentes microorganismos tanto de las muestras de las piscinas como del agua potable.

Pero además en el laboratorio también se realizaban analíticas clínicas tanto de los trabajadores como de los pacientes del centro médico.

En cuanto a las tareas de control de almacén, me encargaba de hacer los pedidos para todos los departamentos del centro médico, como por ejemplo el propio laboratorio , belleza y salud, podología, fisioterapia, odontología, medicina laboral, farmacia, medicina estética, etcétera.

También me encargaba de controlar las idas y venidas de las sábanas, toallas, mantas…

Vamos, que era la chica para todo , te contaba los leucocitos en orina , determinaban el número de microorganismos de determinada especie en una muestra de agua, o subía unas cuantas sábanas.

Como parte del trabajo de control de almacén , estaba en contacto con muchos proveedores de muchas áreas diferentes, todos los años a principios teníamos que revisar los cambios de precio de los productos utilizados en todos los tratamientos de belleza y salud por ejemplo, y eso me permitió conocer de primera mano cómo se estructura van los tratamientos, como hacer escandallos, y qué cosas tener en cuenta a la hora de diseñar los tratamientos no solo en cuanto a la zona de estética en la zona de masajes, sino en de todas las áreas del centro médico.

También era yo la que recibía todas las propuestas comerciales de los proveedores, que venían a hacernos presentaciones de producto, propuestas de tratamientos, y eso me resultaba muy interesante.

El principio fue duro, ya que tenía que aprender todo lo necesario para estos dos puestos de trabajo, pero al mismo tiempo este reto para mí era muy divertido porque estaba aprendiendo muchísimas cosas nuevas, así como conociendo de primera mano los entresijos de la gestión del centro médico.

Durante un tiempo incluso seguía trabajando como extra pero resultó demasiado pesado no tener ni un día libre a la semana, a pesar de que el sueldo se me arreglaba bastante cuando las compaginaba, pero la verdad es que mi sueldo estaba bastante bien , así que no necesité seguir haciendo extras como masajista, y abandoné un poco el hacer masajes.

¿Por Qué Dejé de Trabajar en Marina d’Or?

Porque estaba un poco desmotivada, ya que mi puesto era lo más alto que podía llegar, y creo que es importante que un trabajador sienta que puede hacer algo más, ya no había retos porque ya controlaba todos los aspectos de mis dos puestos de trabajo, y porque se estaba planeando, que creo que al final sucedió, una reestructuración de manera que en vez de haber una persona en laboratorio, que era yo, habría 2 personas pero trabajando a media jornada, cosa que desde el punto de vista empresarial entiendo, ya que por ejemplo tuve una caída trabajando por culpa de los zuecos estos que llevamos que no van cerrados, error que nunca he vuelto a cometer, y en laboratorio se quedó huérfano porque no había nadie para realizar las analíticas diarias que se hacían en el complejo.

Y entre la desmotivación que yo llevaba, quizás el aburrimiento, y que obviamente el sueldo de una jornada completa no es el mismo que de una media jornada, decidí abandonar mi puesto de trabajo y abrir nuestro centro de masaje en el norte de castellón, en esta bonita ciudad que es Vinaròs.

¿Qué Me Ha Aportado a Mí Trabajar en Marina d’Or?

Como bióloga recién licenciada, que te den un puesto de trabajo de lo tuyo es difícil , y no solo me lo dieron, sino que me formaron, y cobraba un buen sueldo.

En una conversación que tuve con una compañera mía de carrera, me contó que estaba haciendo un trabajo parecido al mío, porque estaba en un laboratorio de análisis de aguas, pero que no estaba asegurada y le pagaban, por supuesto en negro, un sueldo que era menos de la mitad de lo que cobraba yo.

Así que podríamos decir que fue un golpe de suerte, de mucha suerte.

Como masajista, como os he comentado ya no ejercía, pero el puesto en el almacén me permitió conocer los entresijos de la organización de un centro, en este caso un gran centro.

Conocí muchos proveedores, muchísimos productos nuevos, aprendiz cómo se planteaba un nuevo tratamiento, cómo se van revisando los tratamientos ya existentes , cómo se hacen los protocolos de tratamiento, cómo saber el precio que se pone a los tratamientos , y un larguísimo etcétera de cosas que sumadas a mi experiencia como terapeuta , me han servido de muchísimo tanto en la vertiente de quiromasajista como en la de formadora de quiromasajistas.

Trabajar como quiromasajista en un gran centro te permite lo primero tener a muchísimos clientes, como terapeuta trabajábamos 8 o 9 horas al día, lo cual significa tener un mínimo de 8 o 9 clientes si sólo haces tratamientos de una hora, pero lo que solía pasar era que se iban combinando tratamientos de menor duración con tratamientos largos de manera que al día podrías tratar amas de 12, 13 o 14 personas.

Así, durante mi época de masajista allí, traté a cientos de personas y esto hizo que aprendiera muchísimo de algo tan importante como es el trato al cliente, que siempre debe ser exquisito.

Además, en un centro tan grande, existen muchísimos tratamientos diferentes: tratamientos corporales como masajes, envolturas, pero también tratamientos de hidroterapia, por ejemplo duchas vichy, bañeras de hidromasaje, hidrojets, parafangos , etcétera.

Ellos te enseñan a manejar toda la maquinaria relacionada con estos tratamientos, los productos que debes utilizar en cada tratamiento, así como todo el menaje , los materiales desechables, la parte de no sé si llamarlo mantelería o lavandería, pero conoces todos los tipos diferentes de toallas que tienes que utilizar para cada cosa.

Y gracias a mi trabajo en el control de almacén y en la gestión de proveedores, pude aprender como puede ser muy chulo utilizar tres cuatro o cinco toallas grandes en un tratamiento, pero a tu bolsillo no le parecerá lo mismo, ya que esas toallas hay que lavarlas, hay que reponer las con toallas nuevas conforme se van desgastando, etcétera.

¿Recomendaría yo trabajar como quiromasajista en Marina d’Or o en un centro parecido, tipo Caldea o tipo grandes balnearios o grandes spas? Sí, sin dudarlo, y sobre todo para aquellos que hayáis acabado vuestra formación hace poco, ya que aprendes muchísimo.

Gracias a esta experiencia como masajista, no solo en Marina d’Or si no también como masajista en otros spas y como masajista freelance, puedo enseñar a mis alumnos toda una serie de cosas que sé que no se enseñan en otras escuelas porque sus profesores tienen o ninguna o muy poca experiencia previa como masajistas.

Está claro que el tipo de tratamiento que se realiza en estos centros no es en absoluto divertido desde el punto de vista del quiromasajista, ya que no te puedes salir del protocolo marcado, y si venía cualquier persona con cualquier tipo de molestia debíamos indicarle que existía un servicio médico y un servicio de fisioterapia a donde podían acudir.

Es decir, se hacía exactamente el mismo tratamiento a todo el mundo.

Esto efectivamente resulta aburrido, pero también es una ventaja, ya que hace que tu trabajo sea extremadamente sencillo una vez lo controlas.

Además, estabas en un ambiente muy agradable, sin calor ni frío, que huele bien, que está muy limpio, donde no hay ruidos, y donde tenías no solo todo el material y todos los productos del mercado que pudieras necesitar, sino que además eran los mejores productos, los mejores materiales, la mejor maquinaria, etc.

Es un sitio donde te sientes segura porque está todo muy protocolizado, y sabes que si tienes cualquier problema sólo tienes que pulsar lo que llamábamos el botón del pánico, que existía en todas las cabinas, e iba alguien a ayudarte, o salías de la cabina, y allí estaba siempre tu coordinadora, siempre había un médico, enfermeras, auxiliares, etc.

Así que creo que es una muy buena experiencia trabajar en un centro grande, porque te va a dar mucho más de lo que esperas, al menos en el que yo trabajé.

Comparado con el resto de centros que he trabajado como masajista, que siempre ha sido haciendo extras, las cosas funcionaban por supuesto de manera diferente, pero era siempre un poco peor que como funcionaban en Marina d’Or.

Es decir, a lo mejor hacían tratamientos parecidos pero los productos eran peores, las instalaciones peores, los recursos en cuanto a maquinaria, mobiliario, disposición de las cabinas, eran siempre un poco menos óptimas que como estaban en Marina d’Or.

Por decirlo de otro modo, no ha habido casi ningún aspecto que yo haya visto en otros spas que mejorará las condiciones que existían en Marina d’Or.

También respecto al tema sueldo podías estar bien tranquila , ya que en Marina d’Or, los extras se pagaban muy bien y el sueldo de los masajistas y esteticienes era muy digno para la época.

Y siempre te pagaban, ni en mi caso ni en ningún otro caso que yo haya oído, al menos en el centro médico, se ha quedado alguien sin cobrar o ha estado alguien trabajando sin estar contratado y dado de alta en la seguridad social.

Además, teníamos otras ventajas, como que te daban un sobresueldo muy sobresueldo por casarte o por tener hijos, te daban en verano y en Navidad invitaciones al balneario, tarjetas monedero con más de 100 € para gastar en el complejo, invitaciones a los parques infantiles, al parque de atracciones, por supuesto nos daban cesta de navidad, etc.

En cuanto al aspecto legal, yendo de extra, día que trabajabas, día que te daban de alta en la seguridad social, sin falta.

Es muy divertido ver mi vida laboral, ya que tengo un montón de bajas y altas en Marina d’Or de cada día que he ido a trabajar de extra, y por ello mi vida laboral tiene varias páginas.

Resumiendo, y hablando por supuesto desde mi experiencia, que no digo que alguien haya podido ir a trabajar al centro médico y que haya tenido una mala experiencia, o que alguien tenga una opinión diferente ya sea de las condiciones, del sueldo, de lo que sea: como masajista y como mis otros puestos de trabajo para esta empresa, mi experiencia ha sido extremadamente positiva.

¿Recomendaría yo ir a trabajar a Marina d’Or? Si todo sigue funcionando como funcionaba cuando yo estuve allí, la respuesta es que sí.

Hablando en general, ¿Recomendaría yo trabajar en un centro grande tipo Marina d’or, Caldea, etcétera? La respuesta también es que sí, sin dudarlo, son sitios en los que además no te exigen de manera indispensable que tengas experiencia, y en algún sitio necesitamos ganar esta experiencia.

Es un trabajo fácil, sencillo, gratificante, porque no os podéis imaginar la de veces que me han dado dos besos al acabar el tratamiento, cuántas veces me han dicho que muchísimas gracias por haberles atendido, que ha sido un placer el tratamiento , que ha sido el mejor masaje que les han dado en su vida , y yo estoy segura de que ella no era porque yo personalmente les hiciera el masaje, sino por todo lo que envolvía al tratamiento, toda la experiencia, todas las instalaciones, todo el personal , todos los productos…

Son centros tan grandes que lo tienen que tener todo tan controlado y tienen ya tanta experiencia, que no se les escapa nada y consiguen que todo funcione a la perfección, y que la estancia para el cliente sea perfecta.

Pensad en lo que vale que en vuestro currículum tengáis que habéis trabajado en un centro de estas características, sobre todo si ha sido una experiencia prolongada en el tiempo, porque poner que has trabajado dos fines de semana tampoco creo que sea muy beneficioso.

Yo como empleadora valoraría mucho más a una persona que hubiera trabajado en un sitio así, sabiendo como trabajan, que a una persona que sólo ha trabajado por cuenta propia o para un centro pequeño.

Haber pasado, unos meses al menos, trabajando en Marina d’Or o un centro parecido dice de vosotros y vosotras que podéis manejar sin problemas el trabajo que se hace en cualquier centro de masaje, cabina de masaje en otro negocio, etc.

Significa que sabéis atender perfectamente al cliente, que conocéis multitud de tratamientos, que conocéis los productos, que sabéis manejar la maquinaria, que gestionáis bien la relación con los jefes, con los compañeros de trabajo, que sabéis cuidar vuestra apariencia o aspecto (que no está relacionado con ser más o menos guapo o guapa, sino estar presentable).

Así que si tenéis la posibilidad de trabajar en un spa o balneario o centro de wellnes… ¡id para allá de cabeza!

¿Que el sueldo no te va a hacer de oro? Da igual, incluso si te gastas el sueldo entero en coger el coche e ir y volver a trabajar, te sigue mereciendo la pena, ya que mientras estás trabajando allí estás cotizando y es tanta la experiencia y el conocimiento y la seguridad que te da haber trabajado en uno de estos lugares que merece la pena aunque no saques más que unos pocos euros al día.

Un currículum vacío no dice nada (bueno, en realidad sí, pero no cosas buenas), así que necesitas experiencia demostrable para optar a otros puestos de trabajo.

¿Que quieres trabajar como freelance? Pues necesitas saber cómo se tienen que hacer las cosas, cómo tratar a los clientes, qué maquinaria hay en el mercado, qué productos y tantas otras cosas que tendrías que invertir miles y miles de euros en formación (y cientos y cientos de horas).

Y todo esto te lo dan en estos centros donde, encima, te pagan.

En resumen, sí, por supuesto, tienes que ir a trabajar al menos unos meses a un Marina d’Or, a una Caldea, a un Lanjarón, a un Latoja… porque ello te abrirá muchas puertas que quizás nadie más que ellos quieran abrirte.

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